El FBI informó ayer de que ha abierto una investigación para determinar si el gigante de la comunicación News Corporation, envuelto en la polémica por las escuchas de su ya desaparecido News of the World , cometió alguna actividad ilegal en Estados Unidos.
«Somos conscientes de las acusaciones y el FBI ha comenzado a una investigación para estudiarlas», confirmó una portavoz de esa agencia en Nueva York, que no quiso especificar si las pesquisas buscan determinar si periódicos de ese grupo de comunicación interceptaron llamadas telefónicas de víctimas de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
La presión por investigar las prácticas de los medios de News Corporation en este país se hizo más fuerte el martes, cuando el influyente senador demócrata de Virginia Occidental, Jay Rockefeller, hizo una comparecencia pública en la que instó a las autoridades estadounidenses a investigar a la compañía para «asegurar que no se ha violado la intimidad de ciudadanos estadounidenses».
Ética periodística
«Las supuestas escuchas de los periódicos de News Corporation contra una gama de individuos, incluidos niños, son ofensivas y una transgresión grave de la ética periodística», dijo Rockefeller en su declaración.
A la petición del senador se unió este miércoles la del congresista republicano Peter King, quien solicitó en una carta al FBI que se investigue si la empresa del magnate australiano Rupert Murdoch escuchó ilegalmente los buzones de voz de las víctimas del 11-S.
«De acuerdo con informes recientes, periodistas que trabajaban para News of the World solicitaron a un policía de Nueva York el acceso a los archivos telefónicos de las víctimas del 11-S en los días anteriores a los ataques», aseguró el legislador en la misiva.
La presión de ambos políticos ha llevado finalmente al inicio de la investigación del FBI, que se produce el mismo día en que se conoce que Murdoch, líder del imperio mediático, y su hijo, James Murdoch, comparecerán finalmente el próximo martes ante una comisión del Parlamento británico para declarar.