El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha exigido a todas las fuerzas políticas griegas, y en particular a la oposición conservadora, que respalden en el parlamento el plan de ajuste y privatizaciones pactado por el Gobierno de Atenas con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha insistido que «no hay alternativa» ni «plan B». El Gobierno heleno consiguió anoche superar la cuestión de confianza.
La UE ha condicionado el desbloqueo de la ayuda de emergencia de 12.000 millones de euros que necesita Grecia para no suspender pagos en verano a que el parlamento apruebe el plan de ajuste. La votación está prevista para la semana que viene. «Grecia vive un momento extremadamente crítico, un momento excepcional. Y en un momento excepcional se necesita un coraje excepcional por parte de todos. La responsabilidad en democracia no corresponde sólo al Gobierno. La oposición, especialmente el mayor partido de la oposición, tiene también una parte de responsabilidad», ha dicho Barroso en rueda de prensa.
«No hay alternativa. Si alguien piensa que sin el programa negociado con la UE y el FMI se podrá encontrar otra cosa o que hay un plan B, es falso. La UE y el FMI no aprobarán otro programa», ha zanjado Barroso. A su juicio, una solución basada en el aumento del gasto público sería una «receta para el desastre». El presidente de la Comisión ha reclamado además al resto de Estados miembros «solidaridad» con Atenas porque está en juego la estabilidad de la eurozona. «Una crisis importante en Grecia sería también una crisis importante en Europa», ha insistido.
Por otro lado, el nuevo Gobierno del primer ministro griego, el socialista Yorgos Papandréu, obtuvo anoche el voto de confianza del Parlamento heleno, crucial para que pueda avanzar en la adopción de nuevas medidas de austeridad y reformas para evitar la bancarrota.
«Dieron su voto de confianza al Gobierno 155 diputados, del total de 298 votos emitidos. Votaron en contra 143», anunció el presidente del Parlamento heleno, Filipos Pechálnikos. Toda la oposición votó en contra, y los indignados, reunidos en la plaza central de Sintagma, en las afueras del Parlamento heleno en Atenas, reaccionaron con gritos de descontento y vocearon «`Ladrones!» al conocer la aprobación del nuevo Ejecutivo, remodelado por el primer ministro.