Los egipcios participaron ayer masivamente en un plebiscito de reforma constitucional que es la primera votación libre en muchas décadas y que se desarrolló sin apenas incidentes.
La de ayer fue la primera votación desde el final del régimen de Hosni Mubarak, quien renunció el 11 de febrero pasado, después de casi treinta años en el poder, al triunfar una rebelión pacífica que estalló el 25 de enero y causó admiración en el mundo.
Desde primera hora de la mañana ante los colegios electorales se formaron largas colas y algunos de los votantes tuvieron que esperar más de dos horas antes de llegar a las urnas.
A medida que la jornada electoral avanzaba, se hacía evidente que el número de urnas era insuficiente y las autoridades tuvieron que enviar más cajas para seguir recolectando los votos de millones de egipcios, muchos de los cuales votaron ayer por primera vez.
La consulta, cuyos resultados se conocerán en los próximos días, fue convocada con dos semanas de antelación, por lo que no hubo tiempo para elaborar un padrón y los ciudadanos votaron presentando el carné de identidad y mojando el índice en tinta indeleble.
La reforma de la Constitución prevé modificar siete artículos y eliminar uno; entre otros cambios se limita a dos los mandatos del presidente y se reducen los requisitos para serlo.
Al no existir un padrón, no se sabe cuánta gente podía votar, pero en los últimos comicios legislativos, de noviembre y diciembre pasados, el censo era de 41 millones de votantes.
Se aprueben o no las reformas, uno de los elementos claves de esta votación será la participación porque implicará el grado de compromiso de los egipcios en la transición.