Los milicianos soportaron ayer el duro ataque de las tropas gadafistas, que con seis incursiones aéreas mantuvieron arrinconados a los rebeldes en la defensa del puerto petrolero de Ras Lanuf, a unos 350 kilómetros al este de la ciudad libia de Bengasi. Las consecuencias de los ataques gadafistas, además de las bajas, fueron la evacuación y éxodo de los habitantes de esta terminal petrolera que tiene capacidad para exportar más de 200.000 barriles diarios.
Los rastros de los combates y bombardeos en la ciudad se hacían evidentes en una ciudad sin apenas moradores y los todoterrenos cargados con las pertenencias familiares y todos los enseres que podían acarrear en su huida por la carretera que conduce a Ajdabiya, a 200 kilómetros al este, en territorio afianzado por los rebeldes.
Se sumaron así a los vecinos que este fin de semana abandonaron Ben Yauad, el principal escenario de los combates y donde fue detenido por las fuerzas gadafistas el avance revolucionario, a medio camino entre Sirte, la ciudad natal de Muamar el Gadafi y Ras Lanuf. También en la sitiada Al Zauiya, a 92 kilómetros al suroeste de Trípoli, y la población más al oeste en manos rebeldes, los vecinos que pudieron abandonar la ciudad, sometida a un inclemente cerco desde hace cinco días. Según algunos testigos, los ataques de las tropas de Gadafi eran en esta región contra la población civil.
División
Mientras, la cúpula rebelde libia dejó entrever ayer diferencias con su máximo dirigente, Mustafa Abdelyalil, sobre una eventual negociación para que Gadafi abandone el país a cambio de no ser perseguido judicialmente. El miembro del consejo de información del Consejo Nacional de Transición Interino, Bara al Jatib, declaró que si Gadafi dejaba Libia, el consejo estaba dispuesto a renunciar a la emisión de cualquier orden judicial en su contra.
Sin embargo, a media mañana, el vicepresidente y portavoz del CNTR, Abdelhafiz Ghoga, tras hablar con varios miembros del consejo y evidentemente airado, decidía, sin previo anuncio, dirigirse a la gente que en ese momento se encontraba en la plaza de los Juzgados de Bengasi, donde se encuentra la sede de la administración opositora, para desmentir las supuestas negociaciones.