Más de 1.300 inmigrantes alcanzaron desde la noche del domingo, en un total de catorce desembarcos, las costas de la isla italiana de Lampedusa, que en el último mes ha recibido un flujo incesante de indocumentados procedentes del norte de Àfrica, sobre todo desde Túnez, aunque también llegaron procedentes de Egipto y Libia.
La Guardia Costera italiana tuvo que realizar varias salidas durante toda la noche para socorrer y acompañar a diferentes barcazas en las que viajaban los inmigrantes, cuyos desembarcos continuaron durante la mañana y tarde de ayer.
Según informaron fuentes de la Guardia Costera, Lampedusa recibió durante la noche la llegada de 1.011 indocumentados, entre ellos cuatro mujeres y una niña, quienes llegaron desde el norte de Àfrica a bordo de once barcazas.
A primera hora de la mañana de ayer, la pequeña isla mediterránea registró además la llegada de otras dos embarcaciones, con 128 y 48 personas a bordo, respectivamente, y poco después de las 15.30 horas se produjo el decimocuarto desembarco, con otros 136 inmigrantes.
Emergencia humanitaria
A estos desembarcos en Lampedusa se han de sumar los siete inmigrantes de origen tunecino a los que las autoridades italianas interceptaron ayer ya en tierra en la isla de Pantelaria, al suroeste de Sicilia. «Los desembarcos demuestran que la alarma que habíamos lanzado estaba absolutamente fundamentada», dijo ayer el ministro del Interior italiano, Roberto Maroni, en declaraciones a los medios locales en un acto en Milán (norte de Italia). El Gobierno italiano volvió a decretar el estado de emergencia humanitaria.
«Libia está en llamas, Túnez no consigue ya controlar sus costas y en Egipto se vuelve a disparar. Tenemos que desarrollar una acción diplomática fuerte a nivel europeo», agregó el político, quien advirtió de que tiene constancia de que las mafias de inmigración ilegal que operaban antes desde las costas libias empiezan a hacerlo ahora desde las tunecinas.