La ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, fue abucheada y recibida con hostilidad ayer por colonos judíos cuando visitaba la ciudad cisjordana de Hebrón, bajo ocupación israelí.
El incidente se produjo cuando Jiménez recorría el casco histórico de Hebrón, rehabilitado con financiación de la cooperación española, en el segundo día de su visita a la zona, que concluye hoy.
La ministra fue increpada por al menos una decena de colonos, que la tacharon de «antisemita», «nazi» y persona que «odia a Israel». Se trataba en su mayoría de hombres, tocados con una kipá o solideo bordado y vestimenta característica del sionismo religioso.
Los colonos mostraban pancartas en castellano, inglés y hebreo en las que se podía leer: «Hace más de 500 años España echó a los judíos a Hebrón, la pregunta es si ahora nos quieren echar también de Hebrón».
Con un altavoz, uno de sus dirigentes, David Wilder, acusó a Jiménez de apoyar el terrorismo palestino y preguntó al Gobierno español cómo justificaría expulsar a los judíos de la ciudad, la única de Cisjordania en cuyo interior residen colonos judíos, unos seiscientos, rodeados de más de 130.000 palestinos.
Wilder aludía a la política que impulsa la comunidad internacional para que israelíes y palestinos alcancen un acuerdo de paz que culmine con la creación de un Estado palestino y que podría implicar la reubicación en territorio israelí de los colonos de Hebrón.
Libertad de expresión
Ante los abucheos, la jefa de la diplomacia española siguió su recorrido con normalidad y explicó a los periodistas que «no pasaba nada» pues «todo el mundo es libre de expresar su opinión».
El suceso tuvo lugar en las inmediaciones de la Tumba de los Patriarcas para los judíos, santuario conocido por los musulmanes como la Mezquita Ibrahim. La seguridad en torno a la ministra estaba integrada por agentes españoles y también estaban presentes fuerzas de seguridad palestinas.
En un encuentro con la prensa celebrado en Jerusalén pocas horas después, la ministra quitó importancia al incidente, que calificó de «anécdota».