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Acuerdo de mínimos en el G-20

Los líderes mundiales se comprometen a evitar la devaluación competitiva de sus divisas

Fotografía de los jefes de Gobierno y de Estado tras la sesión de la cumbre del G-20 celebrada ayer en el Museo Nacional de Corea, en Seúl. | Juanjo Martín

| Seúl |

Los líderes del G-20 acordaron hoy hacer un llamamiento general para que los países «se abstengan» de hacer devaluaciones competitivas, origen de la llamada 'guerra de divisas' que les ha enfrentado en las últimas semanas.

La cumbre de Seúl, celebrada bajo la sombra de las tensiones cambiarias entre EEUU y China, finalizó ayer con la emisión de una declaración final, que fue negociada hasta última hora por las grandes diferencias que tenían los países sobre el tema de las divisas.

Finalmente, los 20 llegaron a un consenso general, el de pedir a los países que se «abstengan» de manipular sus monedas como vía para mejorar la competitividad de sus exportaciones.

En un momento, los países incluyeron una mención en la declaración a la necesidad de que no se frene la revalorización de las monedas, en clara alusión a China, pero el gigante asiático logró que se retirara la mención.

En el comunicado, el G-20 establece un plan de medidas que se tienen que poner en marcha en los próximos meses para alcanzar en el mundo un «crecimiento sostenido y equilibrado».

Uno de los desequilibrios que hay que atacar es el de la balanza comercial y por cuenta corriente. Los países emergentes, que crecen con fuerza, están consumiendo e invirtiendo mucho menos de lo que producen y gastan, con lo que tienen un fuerte superávit por cuenta corriente.

Por contra, los países desarrollados crecen con timidez y consumen mucho más de lo que producen, con lo que tienen que importar de las naciones emergentes.

Aplazamiento a 2011

En medio de esta situación distorsionada, países como EEUU han pedido a los emergentes, y especialmente a China, que potencien su demanda interna para no depender tanto de las exportaciones.

En este contexto, en la Declaración el G-20 se compromete a crear en 2011 unas «guías indicativas» que medirán el nivel de desequilibrio en las balanzas por cuenta corriente de los países.

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