El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se declaró ayer «preocupado» por la filtración de 91.000 documentos secretos sobre la guerra en Afganistán a la página de internet Wikileaks.
En una breve declaración a la prensa en la Rosaleda de la Casa Blanca tras una reunión con los dirigentes del Congreso de EEUU, Obama restó importancia a las revelaciones de esos documentos al indicar que las informaciones son antiguas y sólo contienen «los mismos desafíos que nos llevaron a poner en marcha una nueva estrategia» en diciembre pasado.
«Por eso elevamos nuestro compromiso» con la guerra y la dotación de tropas, que ha aumentado en 30.000 soldados más desde la adopción de la nueva estrategia.
Según el presidente estadounidense, «es necesario llevar a buen fin» esa estrategia pues sólo así la guerra podrá concluir con éxito.
Investigación
La filtración de Wikileaks de 91.000 documentos sobre la guerra en Afganistán quedó hoy sujeta a una investigación en el Pentágono y recibió las críticas de Obama.
La pesquisa en el Pentágono correrá a cargo de la división investigadora del Ejército de Tierra, según informó el coronel David Lapan, portavoz del Pentágono.
Esta misma división llevó a cabo la investigación sobre el analista de inteligencia Bradley Manning, de 22 años, acusado en mayo de filtrar otros documentos a la página de internet de «Wikileaks».
Según Lapan, no está claro si las docenas de miles de documentos divulgados el pasado domingo proceden de Manning o su filtración es responsabilidad de otra persona.
El lunes, el portavoz había indicado que la filtración podía haber sido obra de cualquier persona con autorización para acceder a documentos secretos. El régimen chií de Irán ha brindado al grupo terrorista Al Qaeda y a los talibanes, ambos suníes, más ayuda material y económica de lo que se pensaba previamente, según queda patente en los documentos militares revelados el pasado domingo por la página web Wikileaks . Con Irán, en esta campaña de acoso y derribo al Gobierno afgano y a las tropas aliadas que lo respaldan, han cooperado comercialmente otros gobiernos, como el de Corea del Norte y el de Argelia, que han vendido armamento a los insurgentes.