El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer nuevas medidas para estimular la economía del país que, según dijo una fuente de la Casa Blanca, han sido presupuestadas en torno a 100.000 millones de dólares. El Gobierno aprovechará que el programa de rescate financiero costará 200.000 millones de dólares menos que lo previsto para invertir en infraestructuras y dar ayudas para las pequeñas empresas con el objetivo de «acelerar la creación de empleo», según dijo Obama.
El mandatario no dio una cifra del monto total calculado para dedicar al nuevo programa, pero Diana Farrell, asistente adjunta del presidente para Política Económica, reveló en una entrevista que rondará los 100.000 millones de dólares. La nueva partida de gasto debe ser aprobada por el Congreso, donde los republicanos han puesto ya el grito en el cielo y reclaman que cualquier dinero ahorrado en el programa de rescate financiero se dedique a reducir el déficit.
«La idea de tomar este dinero y gastarlo es repulsiva», dijo el líder de los republicanos en la Cámara Baja, John Boehner. La brecha presupuestaria estadounidense alcanzó 1'4 billones de dólares en el año fiscal 2009, una cifra que se acerca al 10% del PIB.
La agencia de calificación de riesgo Moody's alertó hoy a Estados Unidos de que debe sanear pronto sus finanzas si no quiere que la evaluación máxima que actualmente reciben sus bonos se vea amenazada. Obama, en cambio, afirmó en un discurso en la institución Brookings que quienes dicen que el país debe escoger entre reducir déficit o invertir en la creación de empleo plantean «una elección falsa».
El presidente argumentó en ese sentido que precisamente más crecimiento económico generará mayores ingresos, con lo que se reducirá el gasto en seguros de desempleo. El mandatario recordó los duros días de finales del 2008, cuando la economía estadounidense parecía irse a pique y el Congreso aprobó de inmediato el programa de rescate financiero, dotado con 700.000 millones de dólares.