Hoy Europa celebra 20 años de la concesión, el 9 de noviembre de 1989, del permiso a los alemanes orientales para atravesar libremente la línea de delimitación con el Berlín Occidental. Esa misma noche, centenares de miles de personas derribaban los cimientos de los 160 kilómetros del muro de separación entre ambas áreas, un acontecimiento conocido desde ese momento como la Caída del Muro de Berlín, y que se conmemora con la presencia de los principales líderes mundiales ante la Puerta de Brandeburgo.
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La Caída del Muro supuso el símbolo de la caída del Telón de Acero, la frontera física e ideológica que dominó la vida en Europa tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y el antecedente inmediato del fin de la Guerra Fría en 1991 con el colapso de la Unión Soviética. Fue también el inicio de la Reunificación Alemana y un impulso para la Unión Europea.
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Veinte años después, no obstante, la reconciliación no es tan contundente como se esperaba, primero por las diferencias culturales entre alemanes occidentales y orientales, después por la incapacidad del Gobierno alemán para condenar los crímenes históricos de la policía secreta de Alemania del Este, la Stasi. A nivel económico, el crecimiento de la antigua Alemania Oriental es más lento de lo esperado.
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A la ceremonia de conmemoración acudirán la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro británico, Gordon Brown, el presidente ruso Dimitri Medvedev y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea abre una larga líder de líderes políticos de todo el mundo que no han querido perderse la celebración. Todos ellos, acompañados por testigos directos de los eventos como el entonces presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, o el ex presidente polaco Lech Walesa, asistirán al concierto que dirigirá el pianista israelí Daniel Baremboim que conmemorará otro 9 de noviembre de recuerdo más infausto: el asesinato de centenares de judíos y la vandalización de sus propiedades a manos de los nazis en la conocida como Noche de los Cristales Rotos, en 1938.
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La celebración culminará con la caída de más de mil fichas de dominó gigantes desde la plaza de Potsdam, a un kilómetro de la puerta de Brandenburgo, hasta el Reichstag, en el norte de Berlín, después de que el cantante Jon Bon Jovi interprete la canción 'We Weren't Born To Follow (No Nacimos para Servir)' escrita especialmente para este aniversario.
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Mientras ayer aún se cerraban los actos de la gran celebración, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, que trabajó para el KGB soviético en Alemania Oriental en los años 80, considera que el muro de Berlín era algo «antinatural» y la reunificación de Alemania, inevitable. «Por supuesto, era antinatural. Para mí era evidente que en el mundo actual es imposible retener a un pueblo y retenido no puede estar», señala Putin en el documental «Muro» que ofreció ayer el canal de televisión ruso «NTV».
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Putin recuerda la sensación de «irrealidad» que para él tenía tanto el muro como la división de Alemania cuando estuvo destinado en Dresde como funcionario de los servicios secretos soviéticos (KGB). «Ocurrió lo que tenía que ocurrir: la división de Alemania no tenía ningún futuro. Desde el punto de vista histórico, no tenía ninguna perspectiva. Estaba claro desde el principio, que no había que haber hecho eso (crear dos Alemanias)», afirmó.