Los ataques que el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, dirigió el miércoles contra el presidente de la República, Giorgio Napolitano, han abierto una crisis institucional, hasta el punto de que el mismo Napolitano tuvo que aclarar a través de una nota oficial su «absoluta imparcialidad».
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Tras conocer el veredicto final del Constitucional, que rechazó la ley con la que Berlusconi pretendía protegerse de la Justicia, 'Il Cavaliere' acusó a los jueces y al presidente de la República de ser «de izquierdas» y de haber condicionado la decisión de este alto organismo judicial.
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Más tarde, en declaraciones a la RAI, el 'premier' también acusó a Napolitano de no haber hecho nada para evitar que los jueces rechazaran la ley.
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Perplejidad
La teoría de Berlusconi generó de inmediato perplejidad entre los partidos de la oposición y en la opinión pública italiana. Por su parte, el presidente de la República dejó claro que en Italia «todos saben» que él sólo está «de parte de la Constitución, ejerciendo sus funciones con absoluta imparcialidad y un espíritu de leal colaboración institucional».
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Sin embargo, el posicionamiento que en estos momentos más debería preocupar a 'Il Cavaliere' es el del 'número dos' de su propio partido y actual presidente de la Cámara de los Diputados, Gianfranco Fini, quien subrayó que «el incontestable derecho político a gobernar de Silvio Berlusconi» no puede «hacerle faltar a su preciso deber constitucional de respetar a la Corte Constitucional y al jefe del Estado».
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La resolución del Constitucional ha llevado a Berlusconi a retomar su querida estrategia de que la mejor defensa es el ataque y a convertir la pérdida de inmunidad en un desafío: «Expondré a mis acusadores al ridículo y les mostraré a ellos y a los italianos de qué pasta estoy hecho».
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El talante de Berlusconi ante el nuevo escándalo quedó demostrado el miércoles por la noche en la exposición El Poder y la Gloria, sobre cuadros de los santos de Europa, cuando dijo al secretario de Estado del Vaticano, Tarsicio Bertone: «Aquí falta 'San Silvio de Arcore' (en referencia a él mismo), que ha hecho mucho por Italia».
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El proceso de apelación del 'caso Mills', uno de los juicios que se habían abierto contra Berlusconi, empezará hoy en Milán.