EFE-WASHINGTON
El presidente de EEUU, Barack Obama, anunció ayer que Chrysler y Fiat confirmó una alianza, y culpó a los especuladores de la suspensión de pagos del fabricante estadounidense de automóviles. Según los términos del acuerdo, Fiat facilitará a Chrysler tecnología y plataformas de vehículos pequeños para que la empresa estadounidense los produzca en Norteamérica.
La declaración de suspensión de pagos no impide a la empresa seguir con sus actividades. En una declaración en la Casa Blanca, Obama explicó con duras palabras que, pese a que Chrysler ha cumplido con los requisitos impuestos por su Gobierno hace un mes, la empresa se declarará en bancarrota por culpa de un «pequeño grupo de especuladores».
Obama se refería a un reducido grupo de fondos de inversión que se negó aceptar un acuerdo para canjear la deuda de Chrysler, cifrada en 6.900 millones de dólares, por unos 2.250 millones en efectivo. Aunque un consorcio de bancos, poseedores de un 70% de esa deuda, aceptó el acuerdo, el rechazo de los fondos de inversión que ostentan el 30% restante obligará a Chrysler a tener que declararse en bancarrota.
Esto supondrá que aunque Chrysler seguirá con su actividad, todas sus decisiones serán supervisadas por un juez que tendrá que proteger tanto a la empresa como los derechos de sus acreedores. Obama reveló en su intervención que algunos de estos acreedores «exigieron el doble» de lo solicitado por otros y esperaban «que todos hiciesen sacrificios mientras ellos no hacían ninguno».
El presidente añadió que el proceso de suspensión de pagos será «rápido y eficiente, está diseñado para lidiar con esos que se oponen y será controlado». Wall Street cerró con un descenso del 0'22% en el Dow Jones de Industriales, en una jornada muy variable y marcada por la presentación un juzgado la solicitud de quiebra de Chrysler.