El Partido Laborista formará parte del Gobierno que encabezará el dirigente del conservador Likud, Benjamín Netanyahu, convirtiéndose en la única formación de izquierdas que participará en esa coalición de carácter ultra-derechista.
El ministro de Defensa saliente y líder laborista, Ehud Barak, logró ayer y por apretado margen el respaldo de su partido para sumarse a un Ejecutivo presidido por Netanyahu, después de que éste le hiciera una tentadora oferta, que incluye cinco ministerios.
Barak consiguió el apoyo del Comité Central de su partido a esa propuesta, a pesar del rechazo abierto de numerosos militantes y actuales ministros laboristas.
La diferencia de sufragios que ha inclinado la balanza del lado de la iniciativa de Barak es de apenas 165: 680 votaron a favor, mientras que 570 lo hicieron en contra. La participación fue del 78% de los 1.470 miembros del Comité Central con derecho a voto.
Los laboristas son la cuarta formación política de Israel con trece escaños, tras las elecciones del pasado 10 de febrero.
«No busco un asiento ministerial», manifestó Barak poco antes de que tuviera lugar la votación, realizada en una sesión extraordinaria celebrada por la tarde en Tel Aviv, después de que se conociera que por la mañana había alcanzado un acuerdo con el jefe del Likud para entrar en el próximo Gobierno de Israel.
Equipos de ambos partidos pasaron la noche del lunes negociando los últimos flecos de un pacto que ofrece al Laborismo un lugar preferente en el Ejecutivo, con cinco carteras, dos viceministros y un cargo de presidente de comisión parlamentaria. Entre los abucheos de varias decenas de jóvenes que le recordaban las promesas que hizo de pasar a engrosar los bancos de la oposición, Barak exhortó a los laboristas a dejar atrás el «radicalismo y votar por la unidad».
En un discurso interrumpido en varias ocasiones por silbidos y gritos, Barak continuó: «No tenemos otro país. Podéis gritar 'oposición' todo lo que queráis, pero la mayoría de los votantes laboristas quieren vernos en el Gobierno».