El secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, anunció ayer un plan de rescate financiero que movilizará cientos de miles de dólares en dinero público y privado de forma inmediata y podría llegar a los dos billones de dólares. El plan contempla la compra de activos «tóxicos», la inyección de capital en los bancos, la ampliación del crédito de forma directa por parte de la Reserva Federal y ayudas a los propietarios de viviendas que están al borde del embargo.
Geithner dispone de 350.000 millones de dólares destinados por la Congreso para el plan de rescate financiero el año pasado y no pidió más dinero ayer. No obstante, la Administración sabe que esa cifra es insuficiente para atajar los problemas financieros y pretende que su plan ejerza un impacto mucho mayor en los mercados con la atracción de capital privado y con el empleo de recursos de la Reserva Federal. «En lugar de catalizar la recuperación, el sistema financiero es un freno para la recuperación y la recesión está poniendo presión sobre los bancos. Ésta es una dinámica peligrosa que tenemos que cambiar», dijo Geithner.
El secretario no logró, sin embargo, impresionar a los inversores, principalmente por la vaguedad de algunas de sus propuestas, y mientras hacía su anuncio en el departamento del Tesoro en Nueva York el índice Dow Jones bajaba un 2'4 por ciento. El plan resucita la idea original de comprar la deuda de mala calidad de los bancos, que debía haber sido el propósito del fondo establecido por el Congreso el año pasado a instancias de la administración de George W. Bush.
La Legislación aprobó una dotación de 700.000 millones de dólares, pero el Gobierno republicano usó la primera mitad para comprar acciones de bancos y dar préstamos a la industria del motor. Según el plan de Geithner, una nueva entidad público-privada comprará títulos tóxicos por valor de 500.000 millones de dólares. Eventualmente su cartera se ampliará hasta un billón de dólares.
Mientras, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que desarrolla una intensa campaña para la aprobación del plan de estímulo económico, recibió ayer un importante impulso con la aprobación de esa iniciativa en el Senado. Obama se desplazó ayer a Fort Myers, en Florida, la localidad más afectada de EEUU por los embargos de viviendas debido al impago de hipotecas, para reunirse con votantes y promover el plan.
En mitad de la sesión de preguntas y respuestas, Obama recibió la noticia de que el Senado había aprobado, por 61 votos frente a 37, el plan de estímulo, dotado con 838.000 millones de dólares y que el presidente asegura que creará o salvará entre tres y cuatro millones de empleos. «Son buenas noticias», afirmó Obama, que no obstante matizó que «aún queda mucho trabajo por hacer», pues es necesario armonizar el proyecto de ley del Senado con el que ya aprobó hace dos semanas la Cámara de Representantes.
Obama, que ya tiene el ojo puesto en ese proceso -que se promete disputado-, tiene previsto reunirse hoy mismo, a su regreso a Washington, con el grupo autodenominado «Perros Azules», demócratas conservadores en el ámbito fiscal y que ya votaron contra la medida en la Cámara de Representantes.