Diversas factorías de Reino Unido decidieron sumarse ayer por la mañana a la huelga convocada por los trabajadores de la refinería de Lindsey, una de las mayores del país, por la concesión a una empresa italiana, que ha traído su propia plantilla, del proyecto para construir una nueva unidad que costará 200 millones de libras.
La protesta organizada por la planta de la compañía Total en el condado de Lincolnshire alcanza ya su tercer día, pero no ha sido hasta hoy cuando otras fábricas de las Islas secundaron las acciones, al considerar que sus puestos de trabajo peligran por el reclutamiento masivo de personal en el extranjero y que los ha llevado a reivindicar como lema común: «Trabajadores británicos para los trabajos británicos».
Las acciones en la refinería de petróleo han visto ya cómo unos 700 trabajadores de la factoría escocesa de Grangemouth se manifestaron en señal de apoyo, al igual que los de la central energética de Barry, en Gales, y hasta 400 de la refinería de Wilton, en el condado inglés de Yorkshire.
Las convocatorias fueron controladas por un importante dispositivo de las fuerzas de seguridad que, según los participantes, recordaba a los conflictos laborales de la década de los 70, durante la que los trabajadores británicos protestaron reiteradamente en las calles para resolver las disputas contractuales.
Además, ayer mismo, los principales sindicatos del país, Unite y GMB, confirmaron su apoyo a la protesta de la fábrica de Lindsey, que vio también cómo parte de la plantilla de las factorías de South Killingholme se le unía en el mismo lugar y en paralelo a las convocatorias celebradas en todo el país para acordar secundar la convocatoria.
Entre las que ya antes habían organizado acciones similares por el mismo motivo figura la central de Stayhorpe, en el condado de Nottingham, que a principios de este mes vivió protestas por el reclutamiento masivo de trabajadores en el extranjero. En este caso, la disputa se desencadenó por la decisión de Total de sacar a concurso el contrato para la nueva unidad, que permitirá a la refinería procesar crudo con un mayor contenido sulfúrico.