El Gobierno de Irak ha aprovechado que George W. Bush ha dejado la Casa Blanca para no renovará la licencia de Blackwater Worldwide, la empresa de seguridad privada acusada de matar a civiles iraquíes. La compañía americana emplea a cientos de guardias fuertemente armados junto con una flota de vehículos blindados y helicópteros, para proteger a diplomáticos estadounidenses en Irak.
Irak confirmó que no renovará la licencia de la empresa Blackwater Worldwide para seguir dando protección a los diplomáticos estadounidenses que visiten el país. La decisión se debió a la «conducta impropia y el uso excesivo de la fuerza» de la compañía estadounidense, según declaró el portavoz del Ministerio del Interior, el comandante general Abdul-Karim Khalaf. «No es aceptable para los iraquíes, y tienen puntos legales en contra, como matar iraquíes con sus armas», dijo el portavoz.
La imagen de la empresa de mercenarios se vio seriamente afectada en Irak después de que en septiembre de 2007 varios empleados asesinasen a 17 civiles iraquíes desarmados, tras abrir fuego en una carretera. Uno de los guardias ya se declaró culpable de homicidio voluntario en los juzgados estadounidenses, y está cooperando con los fiscales. Mientras tanto, otros cinco están a la espera de juicio, que quizá se celebre a lo largo de 2009. Ya en política doméstica de Estados Unidos, el presidente Barack Obama calificó ayer de «vergonzosos» los bonos que recibieron los ejecutivos de Wall Street el año pasado, cuando el sistema financiero tuvo que recurrir a un masivo plan de rescate. En unas contundentes declaraciones tras reunirse con su secretario del Tesoro, Tim Geithner, en el Despacho Oval, Obama afirmó que esos bonos ponen de manifiesto que para resolver la actual crisis económica «es necesario que Wall Street se imponga moderación, disciplina y un sentido de la responsabilidad».
Por otra parte, el plan de estímulo económico que analiza el Congreso de EEUU como antídoto a la crisis que azota al país ha sembrado la discordia entre demócratas y republicanos, lo que ha esfumado el ansiado bipartidismo que promueve la Casa Blanca. La Cámara de Representantes aprobó un plan de 819.000 millones de dólares con 244 votos a favor y 188 en contra, pero Obama no consiguió el «sí» de ninguno de los 177 republicanos.