MARÍA PEÑA-WASHINGTON
El primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama, instó ayer a sus compatriotas a optar por la «esperanza» y la concordia, e hizo un llamamiento a una «nueva era de responsabilidad» ciudadana para afrontar los retos comunes. Tras jurar como el presidente número 44 de EEUU, a las 18.06 en Balears y ante el júbilo de unos dos millones de personas en el Mall, el parque situado frente al Capitolio, en Washington, Obama ofreció un discurso en el que también advirtió de los retos del país. Obama, sin duda agotado por los nervios, tuvo problemas para repetir la fórmula del juramento, 'ayudado' por un error del presidente del Tribunal Supremo.
El presidente pidió una tregua en la que Washington deje de lado las «pequeñeces», recriminaciones y «desgastados dogmas que durante mucho tiempo han estrangulado» el diálogo político. «Lo que se nos pide ahora es una nueva era de responsabilidad, el reconocimiento por parte de cada estadounidense de que tenemos obligaciones hacia nosotros mismos, nuestra nación y el mundo», dijo Obama ante una auténtica marea humana congregada en el Mall a pesar de las gélidas temperaturas.
Ante los gritos de «Obama! Obama!», el presidente destacó los retos de su Gobierno: una nación en guerra, una economía por los suelos que ha arrastrado negocios y empleos, el alto coste de la salud, escuelas que no funcionan y una dependencia del petróleo extranjero que «fortalece a nuestros adversarios y amenaza a nuestro planeta».
Aunque los retos sean muchos, continuó, EEUU les hará frente porque «hemos optado por la esperanza sobre el miedo y un propósito único sobre el conflicto y la discordia». Salpicando su discurso con referencias bíblicas, Obama dijo que es hora de despojarse de «cosas infantiles» y hacer avanzar los ideales imperecederos: «La promesa de Dios de que todos somos iguales, todos somos libres y todos merecemos una oportunidad en la búsqueda de la felicidad plena».