El Gobierno socialista ha emprendido una ofensiva diplomática en todos los frentes para conseguir que el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, esté presente el 15 de noviembre en la reunión de los líderes del G-20 en Washington, una cumbre de esencial importancia para el futuro toda vez que se discutirán los principios de la llamada 'refundación del capitalismo'. Mientras, el líder del PP, Mariano Rajoy, ofreció su «apoyo» al Gobierno para lograr que España esté presente en dicho foro, aunque le recordó a Zapatero, por «obligación», que «a veces uno paga las consecuencias de algunas cosas que no debiera haber hecho».
El Gobierno está realizando gestiones «en todas las direcciones, con todo del mundo y a todos los niveles» para participar en la cumbre, lo que incluye contactos con la Casa Blanca y los equipos de los candidatos Barak Obama y John McCain. Zapatero no ha hablado con el presidente estadounidense, George W. Bush, pero han garantizado que se están utilizando todos los contactos en la Embajada de EEUU en Madrid, en la representación diplomática de España en Washington y en el Congreso norteamericano.
China
Zapatero viajó ayer por la tarde a Pekín para participar en la cumbre UE-Asia y aprovechará para mantener también contactos que permitan su presencia en la reunión de Washington, al igual que hará en la cumbre iberoamericana de San Salvador los días 29, 30 y 31 de octubre. En concreto, en Pekín se reunirá bilateralmente con los líderes de China, Indonesia, India y Singapur, los tres primeros miembros del G-20.
También están en ese grupo México y Brasil, y con esos dos países el Rey y Zapatero han concertado una reunión en San Salvador. España mantiene la tesis de que su aspiración a participar en la cumbre es «legítima» por ser la octava potencia económica mundial y por la solidez de su sistema financiero, que ha resistido mejor que el de otros países los avatares de la crisis.