Estados Unidos acusó ayer a un ex ministro y a dos altos funcionarios venezolanos de ayudar a la guerrilla colombiana con el narcotráfico, en medio de roces diplomáticos por la expulsión de sus respectivos embajadores.
El Gobierno de Washington anunció la expulsión del embajador venezolano ante la Casa Blanca, Bernardo Alvarez, después de que Caracas diese el jueves 72 horas al embajador estadounidense en ese país, Patrick Duddy, para marcharse.
Al mismo tiempo, EEUU acusó ayer a un ex ministro de Interior y dos altos funcionarios venezolanos de ayudar a la guerrilla colombiana en operaciones de narcotráfico, y dijo que les congelará sus bienes. Los acusados son el director de la Dirección General de Inteligencia Militar, Hugo Armando Carvajal Barrios; el de la policía secreta venezolana DISIP, Henry de Jesús Rangel Silva, y al que hasta el 8 de septiembre último fue ministro de Interior y Justicia, Ramón Emilio Rodríguez Chacín.
«Váyanse al carajo»
«Cuando haya un nuevo Gobierno en EEUU mandaremos un embajador. Cuando (llegue a la Casa Blanca) un gobierno que respete a los pueblos de América Latina», dijo Chávez antes de exclamar: «¡Váyanse al carajo, yanquis de mierda, que aquí hay un pueblo digno. Váyanse al carajo cien veces!». El presidente venezolano anunció el jueves que expulsaba a Duddy en solidaridad con el presidente de Bolivia, Evo Morales, uno de sus socios en la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América.
Alvarez, que tenía convocada una conferencia de prensa ayer en Washington para destacar los avances de Venezuela en la lucha contra el narcotráfico, la canceló con un escueto comunicado en el que daba cuenta del hecho.
La expulsión de Duddy se produjo un día después de que el presidente boliviano declarara «persona no grata» y expulsara al representante de EEUU, Philip Goldberg, acusado de instigar la nueva ola de violencia generada por la oposición.