Tras una semana de protestas en las calles, un fallecido y más de una treintena de heridos, el primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, decretó ayer el estado de emergencia en la capital, prohibiendo en la calle concentraciones de más de cinco personas y a la prensa informar sobre hechos que puedan transmitir pánico a la población.
Las protestas comenzaron para denunciar que la formación que ocupa ahora el poder, el Partido del Poder Popular (PPP), cometió fraude electoral en las pasadas elecciones de diciembre. Por ello, la Comisión Electoral recomendó a la Corte Suprema disolver el partido mientras la Fiscalía investiga si las irregularidades fueron reales, aunque esto no sería una acción inmediata.
A pesar de que las propuestas callejeras comenzaron en Tailandia hace ya una semana, en la noche de ayer se endurecieron en gran medida, por lo que el Gobierno tailandés decidió tomar cartas en el asunto. De hecho, decretó el estado de emergencia, por el que actúa contra los ciudadanos, a los que prohíbe estar en las calles de Bangkok cuando formen grupos de más de cinco personas, así como a la prensa, que a partir de ahora no podrá informar de cualquier acto callejero que pueda transmitir pánico a la población.
La violencia de los protestantes obligó la semana pasada a cerrar tres aeropuertos en el país, y esperan poder hacer lo mismo con el aeropuerto Internacional de Bangkok.