MARÍA PEÑA-WASHINGTON
La senadora demócrata Hillary Clinton ofreció ayer un emotivo y agridulce discurso de despedida y pidió a sus 18 millones de seguidores que trabajen para que Barack Obama gane la presidencia el próximo 4 de noviembre. Clinton recibió un baño de multitudes en el National Building Museum en Washington, donde concluyó el camino iniciado hace 17 meses, cuando partió como favorita en la contienda por la candidatura presidencial demócrata.
«Trabajaré con todo mi corazón para asegurar que Obama sea nuestro próximo presidente», prometió Clinton ante miles de seguidores que desde tempranas horas y bajo un sol calcinante hicieron cola para oír su último discurso. «Hoy suspendo mi campaña, felicitó (a Obama) por su victoria y su extraordinaria campaña. Le doy mi refrendo y mi pleno apoyo, y les pido que se unan a mí y trabajen fuerte por Barack Obama como lo hicieron conmigo», dijo la senadora demócrata por Nueva York.
Con esas palabras, Clinton dejaba atrás sus duras críticas sobre la inexperiencia de Obama, para convertirse ahora en su mejor aliada para lograr que, en sus palabras, un demócrata entre al Despacho Oval en enero de 2009. La misma Clinton reconoció que fue una cruenta lucha, en la que hubo 22 debates y en la que su campaña acumuló una deuda de unos 30 millones de dólares.
Acompañada de su esposo, el ex presidente Bill Clinton, y su hija, Chelsea, Clinton instó a las mujeres y votantes jóvenes, desalentados por su derrota, a que «aspiren alto y trabajen fuerte» para romper barreras. Así, la ex primera dama aconsejó a sus seguidores que no desperdicien el tiempo analizando lo que fue o no pudo ser porque «la vida es corta... y hay mucho en juego» en la contienda contra el senador republicano John McCain.
«La forma de continuar nuestra lucha para cumplir las metas que defendemos es utilizar nuestra energía y nuestra pasión y hacer todo lo posible para ayudar a que Barack Obama sea elegido próximo presidente de EEUU», afirmó Clinton ante sus seguidores, algunos de los cuales abuchearon la decena de veces que ella pidió trabajar por el senador afroamericano.
El discurso de Clinton, que fue transmitido en vivo, tuvo tono optimista y la ex primera dama incluso lo empezó con un toque de humor cuando dijo: «esta no era precisamente la fiesta que yo planeé pero por supuesto que me gusta la compañía». Lo que sólo señaló de pasada fue que la elección del vicepresidente de la candidatura demócrata está en manos de Barak Obama.