Los dirigentes árabes reconocieron ayer en Damasco durante la sesión inaugural de la vigésima cumbre de la Liga Arabe la crisis que atraviesan sus relaciones e instaron a reforzar sus vínculos ante un auditorio donde lo más destacado han sido las ausencias.
«Los árabes afrontan una crisis de falta de confianza y la tensión a la que han llegado es inaceptable», con esas palabras el secretario general de la Liga Arabe, Amro Musa, inauguró la Cumbre en el Palacio de Congresos de la capital siria.
Musa, que durante las reuniones preparatorias procuró hablar más de los puntos de acuerdo que de las divergencias entre los árabes, a lo largo de su intervención inaugural no ocultó más las evidencias y llegó a asegurar que la región está en una situación de «desequilibrio sin precedentes».
Musa puso como ejemplo la «muy mala situación» que se vive en los territorios palestinos bajo la ocupación israelí y se preguntó: «¿Cómo podemos estar callados ante esto?».
Sin embargo, el encargado de dar un paso más allá, como suele ocurrir en este tipo de reuniones, fue el presidente libio, Muamar Gadafi, que advirtió a los árabes de que si no aceptan una unión árabe-africana «desaparecerán y se convertirán en una zona sin influencia».
En un discurso improvisado, cargado de sarcasmo y en árabe coloquial, Gadafi sentenció que «lo único que une a los árabes es la sala donde nos encontramos ahora». «El enemigo aprovecha que estamos divididos y gana, y nosotros perdemos», agregó el líder libio.
El líder libio también hizo referencia a uno de los principales temas del congreso, el dialogo interpalestino, y vaticinó que con las divisiones que existen entre los palestinos «es imposible que (el movimiento nacionalista) Al Fatah y (el grupo islamista) Hamás se pongan de acuerdo. Ambos siguen líneas paralelas que no se encontrarán».
Debido a la ausencia del presidente yemení, Ali Abdala Saleh, padrino de una reciente iniciativa que han aceptado los palestinos para volver a las negociaciones, las conversaciones de ayer se centraron más en la iniciativa árabe de paz, adoptada en 2002 en Beirut, y que propone la normalización de las relaciones con Israel a cambio de su retirada de los territorios árabes que ocupó en 1967.