Al menos 54 personas murieron y más de 90 resultaron heridas ayer en Irak como resultado de las operaciones del ejército estadounidense en el país y de varios ataques lanzados por la insurgencia, que quiso despedir con sangre la semana en la que se conmemoró el quinto aniversario de la invasión de Estados Unidos.
Doce de los fallecidos, entre los que se encuentran mujeres y niños, se registraron en un pueblo de la provincia de Diyala, al noroeste de Bagdad, donde helicópteros de la Coalición bombardearon varias viviendas.
El Ministerio del Interior iraquí explicó que aún se desconocen los motivos de este ataque, que también dejó cinco personas heridas, y del que aún no ha informado el Ejército estadounidense. En Mosul, en el norte de Irak, la explosión de un camión bomba, conducido por un suicida, se saldó con trece soldados iraquíes, a los que hay que sumar más de 40 heridos.
El ataque tenía como objetivo un cuartel del Ejército de Irak en la zona de Al Haramat, en el oeste de la ciudad, una de las plazas fuertes de la insurgencia de la minoría suní. Siete personas más perdieron la vida, y otras dieciséis resultaron heridas, al ser alcanzadas por los disparos de un grupo de insurgentes en la zona de Saída, en el sur de Bagdad.