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Cuba levanta la prohibición de la venta de productos tecnológicos

El régimen de Raúl Castro comienza a hacer visibles las medidas de apertura

AGENCIAS-LA HABANA
Microondas, reproductores de DVD, ordenadores... El mercado de los electrodomésticos en Cuba podrá beneficiarse de la primera medida adoptada por el Gobierno del nuevo presidente cubano, Raúl Castro, quien ya se había comprometido a levantar alguna de las muchas prohibiciones que afectan a la vida cotidiana de la isla. Así se extrae de un memorando que circula entre los gerentes del sistema minorista estatal.

«Basado en la mejoría de la generación eléctrica que muestra el país, se ha aprobado por el nivel superior de dirección del mismo la comercialización de algunas líneas de equipos cuya venta estaba prohibida», señala el texto, según informaciones de Reuters recogidas por otr/press. De esta forma, se da 'luz verde' a la venta libre de objetos tan dispares como televisores, ollas a presión, bicicletas eléctricas o alarmas para automóviles, entre otros.

Asimismo, el memorando anticipa también el desbloqueo de otros grupos de aparatos eléctricos, el primero de los cuales se produciría en 2009. Durante el próximo año, podría liberalizarse la venta de aire acondicionado, con el que hacer frente al clima tropical, al tiempo que en 2010 de esta medida podrían beneficiarse hornos o tostadoras.

La venta de muchos de estos objetos había sido limitada en la década de los noventa, cuando la caída de la Unión Soviética colapsó también la economía cubana y, en consecuencia, afectó al sistema eléctrico. En 2006, y gracias a generadores y petróleo importado de Venezuela, se pudieron poner fin a los cortes de electricidad, que habían llegado a durar en los peores momentos hasta 18 horas.

«Es bueno (...) la venta de esos equipos nos beneficiará, pues acabamos con la gente que los vende en el mercado negro», dijo Colás, custodio de una tienda de Centro Habana.

Pero los productos serán vendidos en pesos convertibles, la moneda dura que es 24 veces más fuerte que los pesos con los que el Estado paga los salarios a la mayoría de la población.

«Está bueno, pero no resuelve el problema, porque nosotros, los que tenemos un sueldo (estatal), ¿con qué vamos a comprar computadoras?

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