SAUD ABÚ RAMADÀN (GAZA)
La olla a presión de una Gaza cercada por los cuatro costados estalló ayer cuando cientos de miles de sus habitantes cruzaron a Egipto después de que activistas del movimiento islámico Hamás derribasen con dinamita y excavadoras la valla fronteriza.
El éxodo masivo causó la alarma en Israel y Egipto, pero la inmensa mayoría de las personas que atravesaron la línea divisoria quería tan sólo comprar comida, combustible, tabaco y otros bienes escasos en la franja tras siete meses de bloqueo israelí.
En el paso fronterizo de Rafah, algunos regresaban con cabras, ovejas y televisores para revenderlos mucho más caros en Gaza, donde Israel sólo ha dejado entrar seis tipos de alimentos básicos desde que Hamás expulsó en junio a las fuerzas leales al presidente palestino, Mahmud Abás.
«Resultado natural»
Entre 350.000 y 400.000 palestinos -un cuarto de la población de la franja- optó ayer por huir, aunque sea por unas horas, de esta «muerte lenta», según estimaciones de testigos y fuentes de Naciones Unidas.
«Es el resultado natural del estrangulamiento y el bloqueo impuesto a los civiles palestinos en Gaza», dijo el portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri.
El día anterior, sesenta personas habían resultado heridas en el puesto fronterizo al cargar la policía egipcia contra mujeres y niños que pedían la apertura de Rafah ante el bloqueo que Israel ejerce en los otros cinco pasos entre la franja y el exterior.
Poco queda ya en pie de la valla fronteriza, después de que en la madrugada de ayer militantes islamistas abrieran quince boquetes con explosivos y echaran abajo con excavadoras la mayor parte de la cerca.