La Asamblea Constituyente boliviana aprobó ayer la nueva Constitución Política del Estado, y lo hizo en ausencia del principal partido de la oposición, Podemos, siempre en contra del Gobierno de Evo Morales y su decisión de convocar la sesión en un recinto militar por las protestas que dejaron tres muertos y un centenar de heridos en Sucre, hace dos semanas.
La nueva Constitución otorga más poder a los indígenas, en un país mayoritariamente poblado por los aborígenes, y refuerza la unidad de Bolivia frente a proyectos autonomistas de varias regiones, así como la línea nacionalizadora del Gobierno. Permite, además, la reelección consecutiva del presidente, algo que no está previsto en la actual Constitución. También incluye nuevas regulaciones sobre los medios de comunicación y consolida una nueva legislación agraria que los empresarios agropecuarios han criticado por su carácter confiscatorio de los latifundios.
En esta nueva Carta Magna, además, el Congreso Nacional cambia de denominación, pasando a llamarse Asamblea Legislativa Plurinacional, y se da luz verde a un sistema electoral que permite la segunda vuelta en caso de que no se alcance un porcentaje determinado en las elecciones presidenciales.
El proceso para la votación concluyó en torno a las diez de la mañana de hoy y se desarrolló en dos partes. En un principio y para sentar las bases del resto de la votación, la Asamblea aprobó el primer artículo de la nueva Constitución Política del Estado. Por dicho artículo, «Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, autonómico y descentralizado, independiente, soberano, democrático e intercultural. Se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país».