EFE-LAHORE
Estados Unidos puso bajo aviso ayer al presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, con la visita del enviado John Negroponte, quien le pidió el fin del estado de excepción y que abandone el mando del ejército, aunque no necesariamente la presidencia, para celebrar elecciones libres.
Negroponte, vicesecretario de Estado, llegó ayer a Islamabad y se reunió en los cuarteles del Ejército con el general Musharraf y con el hombre que parece destinado a sucederle al frente de las tropas, el actual «número dos» del Ejército, general Ashfaq Pervez Kiani.
Aunque Musharraf, que había declarado el estado de excepción el pasado día 3 de noviembre, ya había conversado por teléfono con George Bush, Negroponte es hasta el momento el más alto funcionario que pone los pies en Pakistán desde esa fecha. Y su mensaje ha sido muy claro: Musharraf debe poner fin al estado de emergencia cuanto antes, abandonar la jefatura del Ejército y respetar derechos fundamentales como la libertad de prensa.
Imparcialidad
En visita de dos días, Negroponte ligó un pronto abandono de la jefatura del Ejército por parte de Musharraf con la celebración de unas elecciones legislativas, previstas para dentro de siete semanas, en una atmósfera libre, justa e imparcial. Al menos de palabra, Musharraf ya había accedido previamente a quitarse el uniforme antes de finales de este mes, tras anunciar que las elecciones legislativas tendrían lugar antes del 9 de enero de 2008.
Lo que el general no ha hecho todavía es poner una fecha para el fin del estado de excepción, pese a las críticas internacionales por la medida y la inmediata reacción de las fuerzas opositoras, que han llevado a cabo protestas de intensidad desigual.
Durante la reunión, Negroponte sacó a colación la preocupación de EEUU por la crisis política que vive Pakistán, y pidió la puesta en libertad de todos los opositores y activistas detenidos en virtud de las leyes del estado de excepción.
Simbólicamente, Negroponte habló por teléfono a su llegada el viernes con la ex primera ministra Benazir Bhutto.
Entre 25 y 45 personas han muerto en los últimos días -diez de ellas, ayer- en un brote de violencia sectaria que enfrenta a chiíes y suníes de las áreas tribales del oeste de Pakistán, según informó el canal de televisión estatal PTV. El más reciente enfrentamiento se produjo ayer en la provincia tribal de Kurram, cuando varios pistoleros sin identificar abrieron fuego contra una furgoneta y causaron la muerte de 10 personas. Aunque el balance oficial es de 25 muertos confirmados en la zona, cercana a Afganistán, otras fuentes citadas por la cadena estatal cuantificaron los fallecidos en 45. Las autoridades han declarado un toque de queda en Parachinar, la principal ciudad de Kurram, donde ambas facciones se enfrentaron este viernes tras una tregua que duraba ya siete meses. Sin embargo, los enfrentamientos continuaban por las calles de la ciudad, según informó la cadena. La chispa que ha encendido el conflicto fue un ataque por parte de varios pistoleros contra una mezquita de Parachinar, durante el cual resultaron heridas dos personas.