La comunidad internacional comienza ya a replantearse sus relaciones y la ayuda que presta a Pakistán tras la proclamación del estado de emergencia y las últimas medidas adoptadas por el Gobierno militar paquistaní.
Países Bajos se convirtió en el primer país que anunció oficialmente que suspenderá la ayuda al desarrollo que hasta ahora destinaba al país, mientras Estados Unidos, principal aliado del Gobierno de Pakistán, ha confirmado que, probablemente, mantendrá la ayuda antiterrorista que presta a su aliado, el presidente y general Pervez Musharraf. El viceministro para el Desarrollo de Países Bajos, Bert Koenders, decidió ayer lunes suspender el envío de la partida de 15 millones de euros presupuestada para este año. La mayoría de los fondos, sin embargo, habrían sido ya transferidos.
El apoyo estadounidense a Musharraf en su «guerra contra el terrorismo» contrasta con el discurso de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, quien emplazó a Musharraf a terminar con su relación con el Ejército y a restaurar el Gobierno civil. «Quiero ser muy clara, creemos que lo mejor para Pakistán es regresar rápidamente a la senda constitucional y celebrar elecciones», declaró la jefa de la diplomacia estadounidense desde la ciudad palestina de Ramala.
Rice instó además a Musharraf a cumplir sus propias promesas y «abandonar su uniforme». «Cuanto más rápida y urgentemente actúen el Gobierno paquistaní y el presidente Musharraf en su anunciado deseo de seguir la senda constitucional será mejor para todos», prosiguió.
El propio Musharraf convocó ayer a los diplomáticos extranjeros presentes en Islamabad para dar sus explicaciones por la situación de emergencia. «Pakistán afronta tales retos debido a las decisiones adoptadas por la cúpula judicial, lo que ha provocado un estado de disfunción sobre pilares básicos del Estado. La situación no era aceptable», sentenció.