El presidente ruso, Vladimir Putin, recibió ayer en su dacha próxima a Moscú al presidente francés, Nicolas Sarkozy, que realiza su primera visita oficial a Rusia precedido por un ambiente de tensión y con el telón de fondo de las diferencias en temas de gran calado. No obstante, París pretende encontrar el tono adecuado y evitar la confrontación.
El respeto de los Derechos Humanos, Kosovo, Chechenia o la muerte de la periodista Anna Politkovskaya estarán en la agenda política de las reuniones en las que el jefe del Estado francés ha prometido hablar «con franqueza».
Durante la campaña de las presidenciales Sarkozy no escatimó críticas a la situación de los Derechos Humanos en Rusia, sobre todo en Chechenia, y prometió poner fin a la «realpolitik» respecto al Kremlin practicada por su predecesor, Jacques Chirac.
Una vez investido presidente moderó el tono, pero aun así dijo haber abordado estos delicados asuntos durante el encuentro que mantuvo con Vladimir Putin aprovechando su presencia en la reunión del G-8 celebrada en la localidad alemana de Heiligendamm, el pasado junio.
En su visita a Moscú, dos días después del primer aniversario del asesinato de Anna Politkovskaya, Sarkozy pretende abordar los puntos de desacuerdo, según el portavoz del Elíseo, David Martinon. «La convicción del presidente de la República es que hay que hablar francamente con los amigos», señaló el portavoz.
No obstante, Sarkozy está también convencido, según Martinon, de que «hay que intentar comprender a Rusia antes de querer juzgarla». «Es la condición para aumentar las posibilidades de entenderse con Rusia o, cuando eso no sea posible, de gestionar los desacuerdos de manera tranquila», señaló.
Sarkozy pretende, por lo tanto, mostrar su amistad con el pueblo ruso pero sin hacer concesiones sobre el fondo de sus valores, resumió Martinon.