Las autoridades alemanas confirmaron ayer a mediodía que los tres alemanes fallecidos en «un turbio ataque» tras la explosión de una bomba en las afueras de Kabul eran policías, e indicó que otro más resultó herido por la deflagración, mientras que otro ciudadano británico, fue abatido en otro incidente separado, según informó la Embajada de Reino Unido en la capital afgana. Por otra parte, Estados Unidos impulsó ayer mismo una ofensiva contra Al Qaeda y los talibán en el este del país.
La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró poco después de conocerse la muerte de los alemanes que su Ejecutivo «hará todo para encontrar a las personas detrás de este ataque», mientras que por su parte el titular de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, reconoció que el conocimiento de estas muertes le causó «gran tristeza y horror» e insistió en que «los responsables del ataque deben ser investigados y condenados lo antes posible».
El ministro alemán del Interior, Wolfgang Schaüble, explicó en un comunicado que los alemanes eran policías que estaban destinados en Afganistán para desempeñar tareas de vigilancia de la Embajada, y que en el momento del ataque se dirigían, «en un vehículo muy bien protegido», a una sesión de entrenamiento, y calificó el atentado de «un turbio ataque» contra sus efectivos policiales.
Según el ministro, que condenó el atentado y manifestó que «Afganistán necesita nuestro completo apoyo», el policía herido, cuyo estado de salud no revestía gravedad, fue evacuado a una base militar alemana en Kabul, donde está siendo atendido por personal médico militar alemán, subrayó. La Oficina Federal del Crimen de Alemania enviará expertos para ayudar en las investigaciones.
El portavoz del Ministerio de Interior alemán, Matthias Wolf, aseguró sin embargo que «las circunstancias actuales» hacen que las autoridades alemanas, dijo, «asuman que se hable de ataque porque el vehículo (en el que viajaban los policías), de haberse topado sólo con una mina, hubiera protegido a sus pasajeros», insistió. Los talibán han intensificado, tal y como anunciaron que harían, sus ataques en torno a la capital. El pasado junio, un autobús de la Policía explotó ocasionando 35 víctimas mortales en Kabul, el peor desde 2001.
Alemania tiene desplegados 3.000 efectivos en el país que sirven en la Fuerza Internacional de Asistencia en Afganistán (ISAF) de la OTAN, la mayoría destinados en el norte, una de las zonas más tranquilas. Por su parte, la ISAF confirmó que tenía conocimiento de un ataque con bomba cerca de una base militar, pero que desconocía el objetivo y el número de bajas.