El Gobierno alemán parte de la base de que uno de los dos ciudadanos germanos secuestrados en Afganistán murió a causa de un infarto, informó ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Franz-Walter Steinmeier, quien lamentó la «instrumentalización» que están haciendo del caso los talibanes. «Todo apunta a que el rehén no ha sido ejecutado, sino que ha muerto a consecuencia de los estragos del secuestro», dijo Steinmeier, tras una jornada marcada por las informaciones contradictorias sobre el caso lanzadas desde Kabul.
Un portavoz talibán había anunciado anteriormente que ambos rehenes habían sido ejecutados, cuestión que luego desmintieron las autoridades de Kabul, al indicar que uno sigue con vida y que el otro murió de un ataque al corazón. Steinmeier expresó su indignación por la «instrumentalización por parte de las fuerzas extremistas», tanto del destino de los dos rehenes alemanes, secuestrados el pasado miércoles, como de los 22 surcoreanos que asimismo permanecen capturados en Afganistán.
La muerte del rehén, un ingeniero «que participaba en la reconstrucción de Afganistán», no es menos trágica por el hecho de no haber sido ejecutado, añadió el ministro, pero sí revela su instrumentalización por parte de los captores. Steinmeier dijo, asimismo, que su gobierno hará todo «lo humanamente posible» por salvar la vida del otro rehén el ministro de Asuntos Exteriores, Franz-Walter Steinmeier,y dijo que el equipo de Exteriores trabaja «en estrecha cooperación» con las autoridades afganas.