Rusia esgrimió el miércoles la amenaza de desplegar misiles nucleares en Kaliningrado, un enclave en el corazón de Europa, entre Polonia y Lituania, si Estados Unidos rechaza la alternativa del Kremlin al proyecto norteamericano de escudo antimisiles en el este del viejo continente.
«Si nuestras propuestas no son aceptadas, tomaremos las medidas adecuadas. Se encontrará una réplica eficaz», declaró el viceprimer ministro Serguei Ivanov, citado por las agencias rusas, en Tashkent, capital de Uzbekistán.
Ivanov sin embargo, dijo claramente que en cambio «si nuestras propuestas son adoptadas desaparecerá la necesidad para Rusia de colocar nuevamente misiles en la parte occidental del país, concretamente en la región.
Antimisiles
En caso contrario, habrá que «hacer frente a amenazas relacionadas con el despliegue de elementos del escudo antimisiles (estadounidense) en la República Checa y Polonia», añadió el ex ministro de Defensa.
«Sabemos lo que hacemos», aseguró Ivanov, a quien se señala como uno de los posibles sucesores de Vladimir Putin cuando éste deje la presidencia rusa en 2008.
Putin sorprendió a la comunidad internacional a principios de junio al proponer que, en vez del proyecto estadounidense de escudo antimisiles, Moscú y Washington compartan una estación radar en Azerbaiyán.
Esta propuesta no provocó gran entusiasmo en los norteamericanos. Rusia por su parte aumentó en los últimos días su tono en referencia al escudo antimisiles, que considera como una amenaza para su seguridad.
Tras su encuentro al principio de esta semana con su homólogo estadounidense, George W. Bush, en Kennebunkport, Putin se mostró más medido tras haber amenazado con desplegar misiles hacia Europa a principios de junio.
Así, el martes, desde Guatemala, se contentó con sugerir que, «seguramente», las relaciones ruso-estadounidenses mejorarían si Washington aceptase su propuesta.
Las palabras de Ivanov subrayan ahora esa amenaza presidencial. Sin embargo, son sólo «retórica» de cara a las elecciones presidenciales rusas de 2008, según los analistas.
«Sugieren a la población que hay gente fuerte en el poder, que saben lo que tienen que hacer y que cada vez más enemigos rodean a Rusia», subrayó el presidente del Instituto ruso de Evaluaciones Estratégicas, Alexandre Konovalov.