BENOIT FINCK-BERLÍN
La revelación de que soldados alemanes profanaron un cadáver cerca de Kabul suscitó ayer reacciones indignadas en Alemania, precisamente el día en que el Ejecutivo de Berlín presentaba un «libro blanco» sobre las misiones de sus fuerzas armadas en el extranjero, principalmente en Afganistán.
El gobierno alemán y dirigentes políticos de todas las tendencias condenaron los hechos y reclamaron sanciones severas después de que el diario popular Bild publicara las fotos del escándalo.
La canciller, Angela Merkel, juzgó las fotos «chocantes y horribles» y opinó que el comportamiento de los soldados no era «en ningún modo excusable», informó el portavoz adjunto del Gobierno, Thomas Steg.
Por su parte, el ministro de Defensa, Franz Josef Jung, prometió un esclarecimiento rápido del asunto y opinó que los culpables de esos actos «no tienen sitio en el Ejército alemán».
Bild publicó cinco fotografías que muestran a militares alemanes, con el rostro tapado, que se hacen fotos con un cráneo humano, uno de ellos exhibiéndolo junto a su pene y otro sosteniéndolo sobre una barra metálica de un vehículo militar.
Estos militares están destinados habitualmente en Mittenwald, en los Alpes bávaros, según fuentes castrenses alemanas. Se trataría de integrantes de un destacamento de cazadores alpinos, informó ayer la Sueddeutsche Zeitung en su sitio en internet.Los actos de los soldados son objeto de una doble investigación: militar, desde el ministerio de Defensa, y judicial, por «pertubar la paz de los muertos», abierta por el fiscal de Potsdam, en la periferia de Berlín, donde se encuentra el Estado Mayor de las fuerzas de intervención alemanas.