Benedicto XVI deseó que prosigan las relaciones, inspiradas en la confianza, entre musulmanes y cristianos y recordó que respeto y diálogo requieren de «la reciprocidad en todos los campos», sobre todo en lo relativo a la libertad religiosa.
El Papa mantuvo ayer una audiencia con representantes diplomáticos de una veintena de países de mayoría islámica, tras la polémica suscitada por unas palabras de su discurso en la universidad alemana de Ratisbona, sobre Mahoma, consideradas ofensivas por los musulmanes.
A la audiencia asistieron representantes diplomáticos de 22 países, entre ellos Pakistán, Indonesia, Turquía, Líbano, Yemen, Egipto, Argelia, Marruecos, Senegal, Irak e Irán, así como de la Liga Arabe.
Benedicto XVI, que al inicio de su discurso reiteró «toda su estima y profundo respeto» por los creyentes musulmanes, dijo que el encuentro era para «consolidar los vínculos de amistad y solidaridad entre la Santa Sede y las comunidades musulmanas de todo el mundo».
«El diálogo interreligioso e intercultural entre cristianos y musulmanes no puede reducirse a una elección de un momento. Se trata efectivamente de una necesidad vital de la que depende en gran parte nuestro futuro», dijo.El Papa señaló que «el respeto y el diálogo requieren de la reciprocidad en todos los campos, sobre todo en lo relativo a las libertades fundamentales y más particularmente a la libertad religiosa. Ello favorece la paz y el acuerdo entre los pueblos».
Desde el inicio de su pontificado recordó que ha deseado «que sigan consolidándose puentes de amistad con los fieles de todas las religiones, con un aprecio particular por el aumento del diálogo entre musulmanes y cristianos».
En un mundo, «marcado por el relativismo y que con mucha frecuencia excluye de la universalidad de la razón a la transcendencia, necesitamos absolutamente un diálogo auténtico entre religiones y culturas» que ayude a superar juntos «todas las tensiones en un espíritu de provechoso acuerdo», aseguró.