AGENCIAS-BEIRUT
El Ejército libanés afrontó ayer el mayor desafío de su historia reciente al iniciar el despliegue de 15.000 de efectivos al sur del río Litani, una zona fuera de su control desde 1968, y en la que tendrá que desempeñar un papel extremadamente delicado en el mantenimiento de la paz.
El traslado de las tropas se efectuó a buen ritmo y un contingente de 2.500 soldados ha conseguido ya cruzar la «frontera» del río Litani y entrar en la zona más devastada por el último conflicto, sobre la que el Ejército no tiene control alguno desde poco después del inicio de la Guerra de los Seis Días, de 1967.
Muchos habitantes del sur salieron al paso de los convoyes militares para saludar a los soldados mientras agitaban banderas del Líbano y arrojaban flores sobre los camiones, cargados de colchones y camas para ayudar a la población a establecerse de nuevo.
El primer convoy de blindados ligeros y vehículos de transporte, compuesto por decenas de unidades, cruzó el Litani a través de una construcción improvisada en el lugar donde antes estaba el puente de Kasmiyeh, destruido por Israel, a una decena de kilómetros de la ciudad de Tiro.Los soldados libaneses instalaron unos grandes tubos de hormigón cubiertos de tierra en una zona poca profunda del río para poder vadearlo por ese paso, ya que todos los puentes sobre el Litani fueron destruidos por la aviación israelí.
Ya más hacia el sur, en Tiro, las soldados entraron a pie entre las aclamaciones de los vecinos, mientras que vehículos blindados de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano (FPNUL) se mantenían en la entrada norte de la localidad.
El general Sar Sijani, comandante de la Décima Brigada de Infantería y máximo responsable de la operación de despliegue en el sur, aseguró durante el acto que las fuerzas israelíes «habían olvidado que el Ejército está apoyado por su pueblo y por la resistencia».