EFE-NUEVA YORK
Casi 6.000 civiles murieron en Irak durante mayo y junio pasado, mientras que los secuestros y la tortura sigue extendiéndose, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas. El dossier, presentado ayer por la Misión de Asistencia de la ONU en Irak (UNAMI), indica que han aumentado los crímenes por cuestiones sectarias en todo el país y también el número de profesionales que son víctimas de la violencia.
Según los datos de la UNAMI, en mayo murieron 1.294 civiles, (entre ellos 58 mujeres y 17 niños), mientras que en junio las bajas fueron de 1.554 civiles (66 mujeres y 30 niños).
A estas cifras, facilitadas por el Ministerio de Salud, se unirían los 2.970 cuerpos no identificados recibidos en el Instituto Médico Legal de Bagdad, lo que eleva la cifra de fallecidos en mayo y junio a 5.818 civiles.
El informe denuncia que cientos de profesores, jueces, doctores, líderes religiosos son blanco de los actos de violencia, mientras que son miles los iraquíes que se ha visto obligados a desplazarse a otras áreas del país.
«Las mujeres, las minorías nacionales y religiosas, así como los homosexuales, son las principales víctimas del acoso y la intimidación», sostiene el documento.