JORDI KUHS-VIENA
Después de más de tres años de intensas inspecciones
internacionales el controvertido programa nuclear de Irán ha sido
finalmente remitido al Consejo de Seguridad, tal y como lo exigían
desde hace meses Estados Unidos y la Unión Europea (UE). La Junta
de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica
(OIEA) decidió ayer en Viena informar al órgano máximo de la ONU
sobre los incumplimientos nucleares de Irán y sobre las acciones
que Teherán debe tomar para restablecer la confianza
internacional.
La resolución, aprobada por 27 de los 35 países miembros de la Junta, no prevé ningún tipo de sanciones contra Irán y emplaza al director general del OIEA, Mohamed El Baradei, elaborar hasta la próxima reunión de la Junta -el 6 de marzo- un informe sobre el cumplimiento iraní de la resolución. La ejecutiva del OIEA exige a Irán suspender todas las actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio, al tiempo que insta a Teherán a ofrecer la transparencia necesaria para esclarecer los asuntos pendientes en la investigación.
El Reino Unido y Estados Unidos destacaron ayer que el Consejo no entrará en acción hasta después de la próxima reunión de la Junta el 6 de marzo, lo que constituye una «ventana de oportunidad» para Irán. «Después de la próxima reunión de la Junta el Consejo de Seguridad de la ONU puede -de ser necesario- aplicar presión adicional sobre Irán», dijo el embajador británico ante el organismo, Peter Jenkins.