AGENCIAS
Tras la aplastante victoria de Hamas en las elecciones legislativas, los dirigentes palestinos afrontan ahora una nueva situación en la que deberán intentar limar sus diferencias y fijar las bases de una inédita cohabitación entre los extremistas, que formarán un nuevo gobierno, y Fatah, el partido del presidente Mahmud Abas. Después de una jornada llena de emociones, manifestaciones y discursos políticos, Ramala, considerada la sede del gobierno palestino, amaneció el viernes, día de descanso musulmán, con ambiente de resaca y sus calles desiertas bajo la lluvia.
Es sólo una pequeña tregua antes de que la actividad trepidante se reanude y los victoriosos líderes de Hamas comiencen a negociar con Abas para formar un nuevo gobierno, que deberá estar estructurado dentro de tres o cuatro semanas.
«Un terremoto político golpea la región», titula el viernes el diario palestino Al Quds, «Ni en las peores pesadillas de Al Fatah o en los más bellos sueños de Hamas, se adivinaba este sismo político», resume el periódico Al Ayam.
Al Fatah ya manifestó que no desea formar parte de este nuevo ejecutivo y prefiere la oposición a una alianza con Hamas. Pero el movimiento islámico desea contar con la ayuda de este partido para compensar su falta de experiencia en asuntos políticos.
«Hemos quedado en vernos en los próximos días para discutir la forma de asociación política y otras cuestiones de interés para nuestro pueblo», declaró el candidato número de uno de Hamas para estas elecciones, Ismail Haniyeh.
El líder del movimiento islámico admitió que había habido «divergencias políticas« entre Hamas y Fatah en el pasado, pero aseguró que éstas no harán que su movimiento esté «en conflicto con la presidencia de la Autoridad Palestina«.
«Ayer (jueves) fue un día de calma que hace pensar que es posible una transición pacífica y una colaboración entre Fatah y Hamas», publicó el viernes el diario palestino Al Ayam en un editorial. No obstante, la forma que podría tener esta asociación política o colaboración entre los dirigentes de Hamas y Fatah está poco clara y parece poco factible.
La realidad es que Abas se encuentra en una situación política delicada, entre los islamistas democráticamente elegidos, que van a limitar su capacidad de acción, y la presión de la comunidad internacional que exige que el movimiento deponga las armas para poder negociar con los palestinos.
Pero es importante recordar que el poder del Parlamento palestino se limita a cuestiones internas y Abas sigue teniendo las manos libres para negociar con Israel un futuro acuerdo de paz, subrayaron los expertos ante la inquietud internacional.