Catorce miembros de una misma familia chií fueron asesinados ayer por un grupo de desconocidos en la localidad de Latifiya, a unos 55 kilómetros al sur de Bagdad, donde se localiza el llamado «triángulo de la muerte».
«Al menos ocho hombres irrumpieron en la vivienda y degollaron a sus catorce moradores», precisó el oficial de policía Saad Abdul Rahman, que recordó que ese mismo «grupo terrorista» había amenazado de muerte anteriormente al jefe del hogar si no abandonaban la casa y la ciudad.
«Sin embargo, él rechazó doblegarse a las amenazas, por lo que los terroristas cumplieron con su advertencias matándolos a todos», agregó la misma fuente informante.
Latifiya se ubica en el denominado «triángulo de la muerte», una zona habitada por árabes suníes y chiíes, y en la que en los últimos dos años han sido frecuentes los ataques contra los chiíes.Los chiíes sostienen que los grupos rebeldes y terroristas suníes los atacan para obligarlos a dejar la región.
Precisamente el Partido Islámico de Irak (PII), uno de los más importantes de los árabes suníes del país, pidió ayer a los ministerios de Justicia, Defensa y de Derechos Humanos investigar la muerte de 20 presos, ocurrida el miércoles, en una cárcel de Bagdad. La formación suní advirtió de que «esas escandalosas violaciones de los derechos humanos hacen deslizarse el país hacia un precipicio peligroso».
Para el partido suní, éste tipo de acciones «pone en riesgo por igual a quienes están en libertad o presos», por lo que reclama a los responsables gubernamentales iraquíes «desalojar de las prisiones a los reclusos, ya que la mayoría son inocentes».
Por otra parte, un soldado estadounidense murió ayer al estallar un artefacto explosivo al paso de su vehículo mientras participaba en una misión de vigilancia en el este de la capital iraquí, informó el mando norteamericano. El militar fallecido pertenecía a la «Task Force Bagdad» del ejercito estadounidense, una unidad militar especializada en operativos muy complejos y de combate en la capital.Con esta nueva víctima, el numero de uniformados norteamericanos muertos en Irak desde el inicio de la invasión y ocupación de este país, en marzo de 2003, supera los 2170.