La angioplastia a la que deberá someterse el primer ministro israelí, Ariel Sharón, dentro de dos o tres semanas se ha convertido en uno de los principales asuntos a debate con vistas a las elecciones del próximo 28 de marzo. «En lugar de que los médicos expongan al público las cavidades del corazón de Sharón, lo que debería hacer el primer ministro es exponer (al electorado) su plan de paz», dijo con cinismo el pacifista Yosi Beilin en respuesta a la desclasificación de su historial médico en una rueda de prensa sin precedentes en la política israelí. Y es que los médicos que tratan a Sharón tenían como principal objetivo disipar los rumores sobre su supuestamente deteriorado estado de salud y las posibles consecuencias de la angioplastia a la que debe someterse.
Sharón, se informó ayer, deberá someterse a una intervención con catéter porque sufre una pequeña perforación en una de las cavidades del corazón, una lesión de nacimiento que según los médicos fue la causante del leve infarto cerebral de la semana pasada.
Los médicos creen que fue en esa perforación donde se formó el coágulo que luego llegó al cerebro y que taponó brevemente una de las venas, hasta desintegrarse de forma natural.
El doctor Haim Lotem, cardiólogo jefe del Hospital Hadasa y quien trató a Sharón el pasado día 18, dijo que el agujero tiene unas dimensiones de entre uno y dos milímetros y es una lesión que afecta a entre el 15 y 25 por ciento de la población. «Por experiencia podemos decir que se trata de una lesión menor, y que generalmente no requiere tratamiento hasta que causa algún problema», agregó el facultativo. Para evitar un nuevo coágulo hasta el momento de la intervención, el primer ministro israelí recibe una medicación especial. Sobre la intervención, los médicos explicaron que consiste en un cateterismo de rutina a través del esófago, que durará una media hora y en la se le administrará anestesia local, lo que hace innecesario un traspaso de poderes a su viceprimer ministro, Ehud Olmert.