ORLANDO LIMAZA-WASHINGTON
Las dificultades para el presidente de EEUU, George W. Bush, se han multiplicado pese a que finalmente lograra ayer prorrogar por otros seis meses la vigencia de la «Ley Patriota», promulgada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S). Bush pedía que no se limitara en el tiempo la ley. Uno de los últimos problemas escenificados en el Senado fue el la prorroga de la vigencia de esa ley, ya que una mayoría de republicanos y demócratas se resistía a extender la vigencia de algunas disposiciones de esta medida contra el terrorismo.
Esa ley, cuya vigencia expiraba a fines de este mes, autorizó al Gobierno a realizar registros secretos, interceptar llamadas telefónicas y otras medidas policiales contra el terrorismo. Finalmente, y después de que Bush calificará como «inexcusable» la oposición senatorial, los líderes de la cámara alta acordaron extender la vigencia de la norma por otros seis meses.
Fuentes legislativas indicaron que el acuerdo permitirá que el Congreso resuelva importantes divergencias respecto a las salvaguardas para las libertades civiles que la ley debe incluir antes de que sea permanente. El debate por la «Ley Patriota» se complicó tras revelarse la semana pasada que después del 11-S el presidente ordenó espiar las comunicaciones de estadounidenses sospechosos de tener contactos con terroristas sin contar para ello con una autorización judicial. Algunos legisladores del Partido Republicano se han unido a la oposición demócrata para rechazar o neutralizar proyectos de Bush.