El presidente de Estados Unidos, George Bush, acusó al entonces todavía líder de Irak, Sadam Husein, de prestar apoyo a los terroristas de Al Qaeda por las «confesiones» obtenidas de un detenido que había sido entregado a Egipto para ser interrogado, informó ayer el diario «The New York Times».
Sin embargo, tras la invasión de Irak en 2003, el militante de Al Qaeda Ibn al Shayj al Libi, detenido en Pakistán a finales de 2001, desmintió el relato que había proporcionado a los egipcios, a quienes acusó de malos tratos.
Según «antiguos y actuales funcionarios» anónimos citados por el rotativo neoyorquino, Libi contó los detalles del supuesto entrenamiento por Irak de militantes de Al Qaeda en el uso de armas biológicas y químicas sólo después de que los estadounidenses le entregaran a Egipto en enero de 2002.Un documento de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), con fecha de febrero de 2002 y extractos del cual fueron publicados el mes pasado por el senador Carl Levin, indicó que Libi probablemente «engaña intencionadamente a los que le interrogan».
Las dudas de la DIA sobre la fiabilidad de Libi se debían en parte, según las fuentes de «The New York Times», al hecho de que ya no estaba en manos de los estadounidenses y podía haber sido coaccionado.
Pese al escepticismo de la DIA, Bush declaró, en un discurso en octubre de 2002, sólo cinco meses antes de la invasión de Irak, que «hemos sabido que Irak ha formado miembros de Al Qaeda en la fabricación de bombas, toxinas y gases». Afirmaciones parecidas fueron repetidas por Bush, el vicepresidente, Dick Cheney, el entonces Secretario de Estado Colin Powell y otros altos cargos de la Administración hasta la invasión de Irak, señala el diario.
Egipto devolvió a Libi a EEUU en febrero de 2003, cuando fue recluido en la prisión de Guantánamo. En enero de 2004, Libi, cuyo paradero actual se desconoce, se retractó sus afirmaciones sobre la colaboración del régimen de Sadam Husein con Al Qaeda.