MACARENA VIDAL-WASHINGTON
El presidente de EEUU, George W. Bush, defendió ayer su estrategia
en Irak de las crecientes críticas y aseguró que el adiestramiento
de las tropas iraquíes, con el tiempo, permitirá la retirada de los
soldados estadounidenses. El presidente reiteró, como ha venido
haciendo, que no fijará un calendario para la retirada de las
tropas estadounidenses.
«EEUU no huirá frente a atentados con coches bomba y asesinos en tanto yo sea presidente», prometió Bush, en un discurso en la Academia Naval de Annapolis (Maryland), el primero de cuatro antes de las elecciones del 15 de diciembre en Irak. Bush aseguró que «la meta es adiestrar a las suficientes fuerzas iraquíes como para que puedan hacerse cargo de la lucha» contra los insurgentes.
El discurso llega en un momento en el que, según las encuestas, el presidente se encuentra en los índices más bajos de popularidad y en que desciende el apoyo de los ciudadanos a la guerra. El descontento popular ha hecho que surjan voces en favor de la retirada de los soldados estadounidenses del país árabe, actualmente 155.000.
Además de los 2.100 soldados estadounidenses muertos en la guerra, la violencia no da señales de abatirse y las autoridades militares de EEUU esperan que crezca en vísperas de las elecciones. Washington alega que el entrenamiento de las tropas iraquíes es básico para que puedan hacerse cargo de la lucha contra el enemigo de manera independiente y sin «gran ayuda extranjera».
«A medida que las fuerzas iraquíes adquieran experiencia y el proceso político avance, seremos capaces de reducir nuestro volumen de tropas sin perder nuestra capacidad de derrotar a los terroristas», explicó el presidente. El adiestramiento, admitió, es una «tarea ingente» que requerirá «tiempo y paciencia».