DELIA MILLÀN-BERLÍN
Angela Merkel hizo ayer historia al convertirse en la primera mujer
que llega a canciller de Alemania, un hecho que, según dijo el
presidente del Parlamento, Norbert Lammert, al anunciar su
elección, es «una señal para muchas mujeres y también para algún
que otro hombre». Pese a la histórica ocasión, Merkel, que iba de
negro, aceptó su elección con la reserva y seriedad que la
caracterizan y sólo se sabe que dijo al abandonar el pleno que está
«contenta».
La elección de Merkel es extraordinaria no sólo porque se trata de la primera mujer que llega a la Cancillería, sino también porque es germano-oriental y porque dirigirá la primera gran coalición entre democristianos y socialdemócratas en 39 años. De ahí que el resultado de su elección en el Parlamento, con el voto de 397 de 612 diputados, fuera relativamente modesto y que 51 parlamentarios de los partidos de la nueva coalición, Unión Cristianodemócrata (CDU), Unión Cristianosocial (CSU) y Partido Socialdemócrata (SPD) no la respaldaran. A la salida del pleno, los diputados de los partidos de coalición se negaron a valorar el resultado alegando que el voto es secreto.
El nuevo Gobierno alemán celebró ya ayer su primer Consejo de Ministros bajo la presidencia de la flamante canciller Àngela Merkel. La reunión comenzó dos horas después de que los quince ministros que integran el gabinete Merkel juraran sus cargos ante el Bundestag (Cámara baja del Parlamento) y la canciller recibiera «las llaves de la Cancillería» de su antecesor, Gerhard Schröder.