VÍCTOR MARTÍN-NUEVA YORK
Un gran operativo policial se desplegó ayer por la enmarañada red
del metro de Nueva York para evitar que se cumpla la amenaza
terrorista «más específica y creíble» conocida hasta ahora.
Los numerosos neoyorquinos que usaron ayer el transporte público comprobaron un aumento de la presencia policial en estaciones y andenes e incluso algunos sufrieron las inconveniencias que acarrea a menudo la creciente sensación de alerta de algunos ciudadanos.
Así ocurrió en Penn Station, donde se prohibió el acceso de pasajeros por unas horas a una parte de la terminal después de que varios objetos levantaran sospechas y ocasionaran el despliegue de numerosos efectivos policiales.
«Uno de ellos resultó ser un paquete que contenía basura y el otro era una botella verde, que contenía un tinte y un ácido», explicó Ray Kelly, jefe del Departamento de Policía de Nueva York, durante una conferencia de prensa.
Kelly agregó que después de que los expertos en materias peligrosas determinaran de forma preliminar que no entrañaba peligro, se envió el envase al Departamento de Protección Medioambiental para un análisis más concluyente.
«Todo parece apuntar a que se trata de una broma», recalcó Kelly. El jefe de la policía agregó que el servicio ferroviario de cercanías y de largo recorrido que confluye en esa estación, ubicada bajo el recinto del Madison Square Garden, se reanudó en su totalidad hacia el mediodía.Incidentes como este ocurren a menudo en la red de transporte público, que es utilizada a diario por más de siete millones de neoyorquinos, y en torno a la que se ha extremado la vigilancia después de los atentados perpetrados en Madrid en marzo del pasado año y en Londres en julio de este año. El alcalde Michael Bloomberg y Kelly defendieron ayer con rotundidad la decisión de anunciar al público, el jueves, que habían recibido información creíble sobre una amenaza terrorista en Nueva York. «Si se dieran las mismas circunstancias otra vez, tomaría exactamente la misma decisión», recalcó Bloomberg a los periodistas.