EFE-BAGDAD/NUEVA YORK
El comienzo del Ramadán suní en Irak ha estado de nuevo marcado por
la violencia, con la muerte de once iraquíes y de cinco soldados
estadounidenses en diferentes episodios. La acción más mortífera
fue perpetrada por un suicida al volante de un coche bomba que
asesinó a tres personas en uno de los accesos a la «zona verde», el
recinto amurallado tras el que se parapetan las embajadas de EEUU y
el Reino Unido, además del Gobierno iraquí.
El terrorista cruzó el primer control infiltrado en un grupo de vehículos que escoltaban al general Yasin Halaf, alto cargo del Ministerio de Interior. «Una vez que llegó al segundo control, en la puerta noreste de la zona verde, hizo estallar la carga. Dos agentes y un civil murieron y siete personas más resultaron heridas», explicó una fuente de Interior.
En la localidad de Al Yusefiya, 30 kilómetros al sur de Bagdad, dos soldados iraquíes perdieron la vida en un tiroteo con grupos de insurgentes, indicaron fuentes médicas en la capital. Otras seis personas más perdieron la vida en diversos actos de violencia en Bagdad.
Mientras, la ONU expresó ayer su preocupación por la decisión del Gobierno de Irak de modificar a última hora la ley electoral en vísperas del referendo de ratificación de la Constitución previsto para el próximo 15 de octubre. El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, indicó que los expertos electorales de la institución mundial se han reunido con las autoridades iraquíes para revisar estos cambios, ante el temor de que no cumplan con los estándares internacionales.«Estamos transmitiendo nuestros puntos de vistas y preocupaciones en relación a los cambios de la ley (...) Es nuestro deber denunciar cuando el proceso no cumple con los estándares internacionales», indicó. La actual ley electoral estipula que la Constitución no será adoptada si dos terceras partes de los votantes en tres de las 18 provincias iraquíes vota en contra.