Más de 150 personas perdieron la vida ayer, miércoles, en doce atentados perpetrados en Bagdad, en el segundo día más sangriento de la posguerra, ocurrido apenas un mes antes del referéndum sobre la Constitución iraquí.
El brazo en Irak de la red terrorista internacional Al-Qaida se atribuyó la masacre a través de un comunicado divulgado a través de internet.
En la nota, cuya autenticidad no ha podido ser verificada, la organización inspirada por Osama Bin Laden subrayaba que la serie de atentados son la respuesta a la ofensiva bélica emprendida por EE UU y las tropas iraquíes contra la ciudad de Tel Afar, supuesto feudo de la insurgencia en el noroeste del país.
El ataque más cruento se produjo en el barrio chií de Kadimiya, en el norte de la capital, donde un suicida al volante de un vehículo cargado de explosivos segó la vida de 113 personas e hirió 162, según el último balance del Ministerio de Sanidad.
Fuentes médicas no descartan, sin embargo, que la cifra de fallecidos pueda aumentar en las próximas horas, ya que algunos de los heridos presentan lesiones de extrema gravedad.
Según el relato de los testigos, sobre las 06:50 hora local (02:50 GMT), el kamikaze se lanzó contra una multitud de personas, en su mayoría obreros de la construcción, que se apelotonaban ante un edificio oficial en espera de trabajo.
Este es el segundo atentado con mayor número de víctimas de la posguerra iraquí, tras el ocurrido el pasado febrero en la ciudad meridional de Hila, donde murieron 125 personas en un doble ataque con coche bomba.
Además, significa la segunda cifra más alta de muertos por una acción violenta en un solo día en Irak desde que en marzo de 2003 comenzara la invasión y posterior ocupación anglo-estadounidense del país