El Ejército israelí irrumpió ayer en la sinagoga de Neve Dekalim y evacuó por la fuerza uno por uno a los colonos que se han encerrado en su interior lo que supone el fin de la resistencia a la retirada de Gaza en ese asentamiento. Cientos de soldados del Ejército israelí entraran en el patio del templo, elevado en una segunda planta conectada al suelo por varios puentes, y formaron una cadena humana con la que separaron la entrada de la sinagoga de los hombres de la de las mujeres.
Los colonos en la sinagoga habían tomado medidas para evitar la entrada de las fuerzas de seguridad. Echaron aceite en el suelo y bloquearon algunas entradas.
«!Qué arrogancia!», repitió el primer hombre evacuado de la sinagoga que fue llevado en brazos por cuatro soldados mientras permanecía vestido con un manto sobre los hombros y la tira de cuero enrollada en un brazo que también agarra la cabeza, utilizados por los judíos para rezar.
El siguiente salió por sus propios pies y con una mochila sobre su espalda, pero la mayoría salían en volandas agarrados por cuatro o incluso cinco soldados que con dificultad lograban controlar a su presa.
Dentro de la sinagoga los hombres se encontraban echados al suelo, muchos de ellos enganchados por los brazos. Un túnel de soldados conectaba la sinagoga a uno de los puentes de salida del recinto y por él evacuaron uno a uno a los activistas que se encontraban en la sinagoga.
En la sinagoga para las mujeres, donde casi la totalidad eran adolescentes, la evacuación, llevada a cabo por mujeres soldado, comenzó unas dos horas después.
Las jóvenes cantaban sentadas en banquetas e incluso de pie, mientras se abrazaban unas a otras y lloraban.
El portavoz del Ejército, Ari Gottesmann, afirmó a EFE que «es probable que todo el asentamiento termine de ser evacuado hoy».