El primer presidente y uno de los artífices del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, también conocido como «señor euro» por su destacado papel en la gestación y puesta en marcha de la moneda única, falleció ayer en Francia a los 70 años. Fue su esposa, de nacionalidad también holandesa, Greta Duisenberg, quien dio la alerta a las al encontrar a su marido inanimado en la piscina de la casa que tienen en la provenza francesa, al noreste de Aviñón y Orange.
Al llegar a la vivienda, situada en un lugar aislado de la aldea de Faucon, de apenas 400 habitantes, los bomberos, que son los que se encargan de efectuar en Francia los primeros auxilios, sólo se limitaron a constatarla muerte del reputado economista. Se baraja la tesis del accidente, ya sea por una caída fortuita o por un ataque cardiaco, aunque se está a la espera del resultado de la autopsia del cadáver para descartar definitivamente cualquier hipótesis criminal, según fuentes judiciales.
Nada más conocerse la noticia, el primer ministro francés, Dominique de Villepin, expresó su «gran tristeza» por la muerte de Duisenberg, quien jugó «un papel primordial en la puesta en marcha de la moneda única y en la estabilidad del euro».
El primer ministro galo envió sus condolencias al actual presidente del Banco Central Europeo, el francés Jean-Claude Trichet, quien sucedió a Duisenberg el 31 de octubre de 2003, así como a todo el personal de la entidad con sede en Fráncfort (Alemania), cuyas riendas llevó el holandés durante cinco años, desde mayo de 1998.