Dos semanas después de los atentados terroristas de Londres, que causaron 56 muertos y unos 700 heridos, cuatro explosiones obligaron a evacuar ayer tres estaciones de metro y un autobús urbano y volvieron a provocar escenas de caos y pánico en la capital británica. Con las heridas de los últimos ataques aún abiertas, la ciudad encajó con temor y una cierta incredulidad las noticias de nuevas explosiones en su red de transporte, que ha quedado parcialmente suspendida hasta que la Policía concluya la investigación.
Sobre las 12.00 GMT, cuatro explosivos, al parecer de poca intensidad, estallaron casi simultáneamente en las estaciones de Warren Street (centro londinense), Sheperd's Bush (oeste) y Oval (sur), y en el autobús de línea número 26 a su paso por Hackney Road, en el este de Londres.
Cuando aún no se sabía lo que había ocurrido, la policía ordenó la evacuación de esas tres estaciones y el autobús y acordonó las zonas adyacentes, incluido el área gubernamental de Whitehall, la avenida que baja desde Trafalgar Square hasta Westminster en la que se concentran los ministerios de Defensa o Asuntos Exteriores y el 10 de Downing Street, la oficina del primer ministro británico. Tras los primeros momentos de confusión, el comisario jefe de Scotland Yard, Ian Blair, confirmó que se habían producido cuatro explosiones, «o intentos de explosiones», de menor gravedad que